Soledad Franciscana

jueves, 1 de marzo de 2018

PRIMER DIA DE TRIDUO EN TORNO A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA 2018

 PRIMER DIA DE TRIDUO EN HONOR A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD Y LA AMARGURA

Hoy uno de marzo de dos mil dieciocho, la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad ha celebrado comunitariamente el primer día del Triduo en honor a la Titular de la Hermandad la Santísima Virgen bajo las dos advocaciones que la venera Soledad y Amargura.
El Sacerdote celebrante, ha sido D. Alfonso Cabezuelo Cano, Párroco in solidum de la Parroquia de San Pedro Apóstol, y Consiliario de la Cofradía,  Parroquia en la que está erigida canónicamente nuestra Hermandad y de la que formamos parte como miembros de la Comunidad Parroquial.
Las lecturas proclamadas fueron las lecturas del día. La primera la leyó Andrea Castro:
 

 Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (17,5-10):

Esto dice el Señor:

ESTO dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre,
y busca el apoyo de las criaturas,
apartando su corazón del Señor.
Será como cardo en la estepa,
que nunca recibe la lluvia;
habitará en un árido desierto,
tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor
y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua,
que alarga a la corriente sus raíces;
no teme la llegada del estío,
su follaje siempre está verde;
en año de sequía no se inquieta,
ni dejará por eso de dar fruto.
Nada hay más falso y enfermo
que el corazón: ¿quién lo conoce?
Yo, el Señor, examino el corazón,
sondeo el corazón de los hombres
para pagar a cada cual su conducta
según el fruto de sus acciones».

Palabra de Dios
El Salmo fue leído por María José del Riego Díaz.

Salmo
Sal 1,1-2.3.4.6

R/.
 Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor


V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

Tras el Salmo, D. Alfonso proclamó el Santo Evangelio:

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”.
Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

Palabra del Señor
Después D. Alfonso se dirigió a todos los fieles con una maravillosa homilía de la que se puede extraer:
“María es la madre que en su soledad es encumbrada a una maternidad.

Los acontecimientos de la Pasión y muerte de su Hijo, hace de Ella nuestra madre.

Su soledad no es la espera de alguien vacía por la ausencia de su amado., sino la espera de la culminación de su amor, con la llegada de quienes vienen de camino.

Para María, el Viernes Santo ha pasado y el sufrimiento del Hijo ha terminado. Ella ha vivido con El hasta ese final. Ella ha saboreado y aguantado el abandono y el extravío. Ella ha muerto también con su hijo.

Para ella sabe que Él es Dios y que como Dios sobrevive a todo ocaso, a toda muerte, a todo desamor humano.

María es la mujer que confía y ama.

  • Tiene la fe, que soporta y vence toda muerte, y
  • el amor que acoge a aquellos mismos que la generan.
Se sabe mujer de Dios.
  • Sabe de Dios y de su amor que nos precede.
  • se sabe hija y Madre por la gracia
y en su libertad
    • está dispuesta a acoger como suyos
    • a los que ya son del Padre y del Hijo.
Desde aquí podemos entender algo del misterio de su soledad. Tiempo de despojo para ser colmada.

La soledad no es un accidente, es ese punto en el que uno mismo se da cuenta de las cosas más allá de lo que antes se creía.

En su soledad, María sabe también que nosotros somos sus hijos.

Mirad, hermanos, debemos cambiar la percepción de nuestros pensamientos parciales.

María no tiene tiempo para rumiar su soledad, ni se detiene en el sufrimiento de Jesús
  • porque ella ha vivido toda su vida en el más completo amor,
    • devenido de la voluntad de Dios.
  • Y por ello su corazón está en paz con el corazón del Padre
    • que contempla a su Hijo como el muy amado.
María no tiene tiempo para rumiar su soledad
  • Porque su corazón está pendiente de todos aquellos hijos,
    • que, en el Hijo Amado, el Padre le encomienda ahora.
Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que su soledad nos enseñe a descubrir en nuestra soledad, si vivimos en la voluntad del Padre y si acogemos a los demás como ella nos acoge.




Al término de la homilía, que nos dejó el corazón y la cabeza para una profunda reflexión y oración en la soledad y el silencio del hogar, Andrea León Zapata, y al final la última petición de la oración de los fieles se hicieron las preces en torno a estos y otros sentimientos:
·         Por la Iglesia para que sea signo de liberación…
·         Para que se acuerde el Señor de todo su pueblo
·         Para que sepamos reconocer nuestros pecados y nos pongamos en camino de conversión
·         Para que aprendamos de María los valores del ser humano que María vivía perfectamente, el primera desde la sexualidad, la castidad, el segundo la pobreza y el tercero la obediencia desde el respeto a los demás. Tres pilares de la vida cristina: Castidad, pobreza y obediencia.









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